Costa peruana

Zona Arqueológica Vicús – Necrópolis que espera ser puesta en valor

La Zona Arqueológica Vicus o Necrópolis de Vicús es un cementerio pre-inca de gran importancia del norte del Perú. Corresponde a la rutilante cultura “Vicús”, la de los hombres de ojos granos de café. Un cerro colosal situado cerca del pueblo de Chulucanas, perteneciente a la provincia de Morropón de la Región de Piura, semejante a un gigante tendido.

Zona Arqueológica de Vicús se encuentra en el cerro que lleva el mismo nombre
La Zona Arqueológica Vicús se encuentra en el cerro que lleva el mismo nombre

Características de la Zona Arqueológica Vicús

Tiene aproximadamente un kilómetro de largo por medio de ancho. Fue estudiado hacia 1963 por el arqueólogo Ramiro Matos Mendieta, cuando ya más de 1500 tumbas habían sido saqueadas por los huaqueros y hacendados. Allí estuvieron sepultados esos maravillosos ceramistas y orfebres que deslumbraron al mundo con sus extraordinarias piezas de arcilla, cobre y oro, sus armas de guerra, sus pectorales y atuendos esplendorosos. Son singulares sus huacos de pasta anaranjado y marrón, huacos silbadores y vasijas cantarinas. Sus joyas reales de oro, perlas, esmeraldas y turquesa. Las narigueras, orejeras, discos, collares, brazaletes, aretes y colgajos. Los cuchillos, tumis ceremoniales, lanzas y agujas.

La Zona Arqueológica Vicús debe ser aún, aunque depredado, un inmenso cofre que todavía guarda las riquezas de sus caciques y señores. Pero su valor histórico es mayor. Corresponde a una cultura del Horizonte temprano, acaso del 900 a.C. al 200 a.C. (Formativo temprano), según Reynaldo Moya. Hans Horkheimer cree que tiene 2,000 años, con apogeo entre los siglos VI a VIII de la era cristiana. Luís Lumbreras le otorga 1000 años, entre el 500 a.C. y los siglos VI a VII de la presente era.

Aun esperando mayor estudio, la Zona Arqueológica Vicús es el gran catafalco del hombre que habitó esas yermas tierras que él convirtió en feraces, dando al orbe una exquisita muestra del arte primoroso de sus manos. Necesita sí, ser puesto en valor, construyendo un museo de sitio y desde luego un cerco perimétrico y una vigilancia permanente para evitar los frecuentes saqueos.

Jhoan Augusto Sosa Flores

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