POZUZO – Atractivos de la Colonia Austro-Alemana de la Selva
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¿Es posible conocer costumbres alemanas y austriacas juntas en Perú? Sí. Existe una pequeña ciudad llena de paz y tranquilidad, Pozuzo. La única colonia austro – alemana en el mundo.
Pozuzo – ¿Cómo se inició esta Colonia Austro-Alemana?
En 1853, el gobierno del presidente Ramón Castilla fue quien propició la colonización de la selva central en Perú y fomentó la inmigración de alemanes y austriacos. El promotor para la inmigración austro – alemana fue el alemán Cosme Damián Barón Schutz Von Holzhausen, quien se comprometió en traer al Perú 10 mil colonos alemanes a la ciudad de Pozuzo y por parte del gobierno peruano, el compromiso a pagar los gastos del viaje.
En 1857, los avezados colonos viajaron desde Europa por cuatro meses en altamar, sufriendo enfermedades y tempestades hasta llegar al puerto del Callao en Perú, donde fueron puestos en cuarentena. Luego viajaron a Huacho, y es ahí donde inician su recorrido. Luego llegaron a Cerro De Pasco, donde se dieron con la sorpresa de que el camino hacia Pozuzo no existía. Así que los colonos se vieron obligados a construir su propio camino para llegar a la tierra prometida, costándoles aproximadamente dos años para llegar.
Allí, los colonos iniciaron una nueva vida abandonados a su suerte, construyendo sus casas de madera y dedicándose a la agricultura y ganadería.
¿Cuáles son los atractivos de Pozuzo?
En la entrada a Pozuzo divisarás un arco con las banderas alemanas y austriacas. Al llegar a la plaza de armas puedes respirar tranquilidad y armonía. En medio de esta observarás un barco pirata, donde puedes sacar increíbles fotos de la plaza.
Pozuzo es una próspera y tranquila ciudad que mantiene muchas de las costumbres de origen Europeo, casas hermosas con tejados en V invertida, pistas anchas y pocos vehículos.
Uno de sus atractivos son las Pozas del Río Guacamayo, refrescantes aguas selváticas donde puedes divertirte al máximo. Están compuestas por azufre y sal, por lo que se cree que son curativas.
Es imperdible también la fábrica de cerveza artesanal, donde puedes degustar la gran variedad de estas únicas mezclas.
Si llueve en Pozuzo, presenciarás un impresionante espectáculo lleno de rayos, un cielo gris y el pueblo en total oscuridad como para filmar una película de terror.
Antes de volver a casa debes visitar el Museo Schafferer, donde conservan y exhiben los objetos con los que llegaron los antiguos colonos.
Pozuzo tiene una historia fascinante y ha permanecido 160 años en medio de la selva peruana, manteniendo su cultura y sus costumbres. Así que estás invitado a conocer esta espectacular colonia austro – alemana.
Gastronomía
A media cuadra de la plaza de armas está el restaurante “El Típico Pozucino”, donde podrás almorzar albóndigas de carne, el delicioso Goulash, que es un guiso de carne al estilo alemán con espagueti, el Wurst, que son salchichas pozucinas, el Wiener schnitzel, que es la milanesa al estilo alemán con papas y ensalada.
La comida es deliciosa, una fusión de sabores y un trato excelente, gente muy amable y educada. Respecto a los precios, son muy cómodos, varían entre los 10 y 19 soles. Y por supuesto, no puedes perderte probar la cerveza artesanal pozucina.
Danzas
Los descendientes de los colonizadores de Pozuzo te deleitarán con las danzas típicas de sus orígenes, entre los que destacan la Bayrish Polka, Finger Polka, Herr Schimidt y la Mazurca.
Chicas hermosas y hombres galantes enseñan a los turistas los bailes aprendidos de sus ancestros. Es un show muy particular que el público disfruta al máximo.
¿Cómo llegar?
Para llegar a esta ciudad adentrada en la profundidad de la selva, debes llegar primero a Oxapampa, en la región de Pasco, y desde ahí, partir rumbo a la tierra prometida como lo decían los antiguos colonos.
Hay dificultad para llegar a Pozuzo debido que la carretera no está asfaltada, esto por las constantes lluvias que llenas el camino de lodo y piedras.
En todo el camino aparecen las peligrosas curvas y barrancos, es por eso que debes conducir tranquilo y sereno, teniendo cuidado. Son tres horas de camino a una velocidad moderada.
El cielo despejado y el ambiente cálido te despejarán, disipando el miedo del angosto y solitario camino. Al lado de este encontrarás una pequeña catarata de aguas cristalinas llamada Yulitunqui, donde podrás darte un chapuzón antes de llegar a tu destino.