Chavín de Huántar – Un Sitio Arqueológico de enigmáticos secretos
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El Huascarán, el pico más alto de los andes peruanos. Estos nevados son la morada de los espíritus de la tierra. Aquí, hace 4000 años se inicia el llamado período formativo en los andes. Se inicio la construcción de grandes centros ceremoniales, a los que acudían aquellos que buscaban nuevos conocimientos. El más importante fue el de Chavín De Huántar, edificado en esta tierra sagrada aproximadamente en la época en la que el faraón Ramsés Segundo gobernaba Egipto y en México florecía la cultura olmeca.
Gracias a una complicada liturgia, a una puesta en escena impactante y a la utilización de sustancias alucinógenas, los sacerdotes de Chavín lograron en su tiempo que la gente creyera que eran seres superiores, se proclamaron los embajadores de los dioses y ostentaron el poder durante 800 años sin necesidad de ejército.
El Complejo arqueológico de Chavín es una prueba de ella. Chavín De Huántar se encuentra al pie de la cordillera blanca de los andes peruanos, entre los ríos Mosna y Huachecsa.
Las edificaciones albergan unas misteriosas galerías subterráneas. En la oscuridad de estos corredores de piedra, los sacerdotes desarrollaban gran parte del drama litúrgico. Aquí sometían a los peregrinos a escalofriantes pruebas iniciáticas, experimentaban con la trascendencia de sus almas y reafirmaban su poder ante ellos.
Costumbres en Chavín de Huántar
Pero, ¿quiénes y cómo eran los sacerdotes que oficiaban los cultos de este centro ceremonial?
En las estelas líticas o de piedra encontradas en Chavín, los vemos representados como seres humanos transformados, con grandes colmillos, serpientes en la cabeza y garras en los dedos de manos y pies. Su aspecto ritual era imponente.
En algunas lápidas los vemos sosteniendo un cactus San Pedro, una planta sobre la que giraba gran parte del culto. En el yacimiento arqueológico actual todavía crecen vigorosos los cactus de los dioses.
El cactus San Pedro tenía un carácter sagrado, era una planta creada por los dioses. Los hombres que ingerían su jugo encontraban el camino cósmico que llegaba hasta ellos debido a sus efectos psicodélicos.
Los sacerdotes realizaban el ritual de la preparación del San Pedro. Estaban considerados como seres superiores porque trascendían al otro mundo y traían las noticias de los dioses.
Características de Chavín
Las galerías de este complejo tienen diferentes niveles, otras son angostas y lúgubres, el silencio es absoluto, los enormes muros de roca las aíslan del exterior. Entre todas se encuentra un estrecho pasillo que nos conduce hacia la más importante de todas, la cámara de Lanzón, un monolito de granito blanco de unos cuatro metros de altura que representa a un ser extraordinario.
La construcción se realizó por sucesivas ampliaciones. Son estructuras piramidales truncadas en forma de U y plazas hundidas rectangulares y circulares.
Se construyo a partir de un relleno sólido compuesto por arcilla y pedruscos, al que adjuntaban los muros de piedra tallada, levantaban las paredes con grandes piedras rodeadas de otras mucho más pequeñas y planas para ganar estabilidad, las unían con una argamasa de arcilla y cascajos planos y puntiagudos que no mermaba cuando se secaba.
Hay pequeñas ventanas que comunican las galerías entre sí, enfrentadas a conductos de ventilación que llegan hasta el exterior. La galería más ancha es la llamada de doble ménsula, gracias a la sustentación del techo sobre dos grandes piedras, el corredor podría ser más amplio.
Historia
El naturalista italiano Antonio Raimondi, fue el primer científico europeo que exploró los restos arqueológicos de Chavín De Huántar. Llegó hacia 1860 y quedó fascinado. El monumento estaba semienterrado y en muy malas condiciones, pero pudo penetrar en algunos pasadizos subterráneos. Cuando la tenue luz de su antorcha iluminó los rasgos felinos del insólito Lanzón, se dio cuenta de lo importante que debió ser esa instancia en su época.
La construcción de los edificios supuso la intervención de un gran número de personas, que transportaron y tallaron sus enormes piedras de hasta diez toneladas de peso de granito blanco, cuarcita y caliza. Un trabajo titánico que se prolongaría en el tiempo.
Culto Chavín
El gobierno teocrático de Chavín competía con otros centros ceremoniales del formativo. Enviaban a miembros del culto para explorar en todas las direcciones; hacia la costa, la sierra y la selva, difundiendo el conocimiento tecnológico de Chavín, al mismo tiempo que recopilaban datos geográficos de las regiones que atravesaban e información de sus habitantes, sus costumbres, sus riquezas y sus formas de subsistencia.
Posiblemente los miembros del culto encargados de difundir el mensaje y la fama de los altos jerarcas de Chavín y convencer a la gente para que viajara hasta el centro ceremonial, tendrían un largo período de aprendizaje hasta convertirse en exploradores.
Los sacerdotes se presentaban periódicamente ante los nuevos peregrinos que habían llegado a la plaza mayor del templo, iban ataviados con los ornamentos que los distinguían como seres extraordinarios. Una estudiada puesta en escena para causar el mayor impacto posible.
Más tarde, bajo los efectos de las sustancias visionarias que ingerían, los peregrinos se sometían al control de los miembros del culto, que en todo momento conducían e inducían sus visiones.
Cada galería tiene un diseño propio, probablemente en cada una se llevaría a cabo un nivel diferente de iniciación. La última etapa sería la llegada a la cripta del Lanzón.
Lanzón Monolítico
Muchos creen que el Lanzón representa a un dios antropomorfizado, sin embargo, se cree que representa a una persona que ha sido transformada por la incorporación de los elementos y animales feroces. Esto se conformaría estrechamente a la idea en Chavín, de que hay ciertos humanos que tienen acceso directo al poder y a los dioses.
Obelisco Tello
El obelisco Tello es una de las piezas más importantes halladas en Chavín. La encontró el agricultor Trinidad Alfaro en 1907, fue bautizada con el apellido de Julio César Tello, primer arqueólogo que la estudió. Mide dos metros y medio de altura por treinta y dos centímetros de ancho; esculpida en sus cuatro caras, representa a dos dragones, uno hembra y otro macho, tiene cabeza de cocodrilo. El obelisco también presenta imágenes de hombres, animales terrestres y marinos, aves y plantas.
Existe la hipótesis de que el obelisco representa a Libiac, divinidad que genera el trueno y grandes tempestades. Divinidad que baja de las alturas y es temida y temible, que está asociada al mar, a las plantas y a los animales.
Cabezas Clavas
En 1919, Julio César Tello, médico y antropólogo peruano, realizó las primeras excavaciones científicas en el sitio de Chavín. Desenterró gran parte del monumento y recuperó cuarenta y dos cabezas clavas, tan sólo tres de ellas permanecían empotradas en los muros. Actualmente sólo queda una en su lugar de origen.
Se les llama cabezas clavas por tener una espiga en la parte superior que servía para fijarla en los muros a manera de clavos. Son zoomorfas, seres humanos transformados, reforzaban la majestuosa arquitectura que los sacerdotes querían que ostentara el centro ceremonial. Estaban colocadas en fila horizontal en la parte superior de los edificios.
Estela de Raimondi
Otro de los monolitos importantes de Chavín es la Estela Raimondi, bautizada con el apellido del naturalista italiano Antonio Raimondi, por ser quien la encontró y gestionó su traslado a Lima. Representa un ser con apariencia de animal, con ojos desorbitados a causa del trance psicodélico, en la boca tiene cuatro colmillos felinos, sostiene dos báculos que terminan en serpientes, sus extremidades son como garras de jaguar.
Cuentan que Antonio Raimondi la encontró en casa del campesino Timoteo Espinoza, un día que lo invitaron a cenar, al parecer era usada como mesa. El naturalista inmediatamente se dio cuenta que aquella piedra lisa y plana no era natural, la voltearon y efectivamente era una joya de la cultura Chavín.
Después de trece años de su descubrimiento, la Estela Raimondi llega a Lima y es incorporada al Museo Nacional y a partir de ella, los peruanos por primera vez conectan con su pasado prehispánico, haciendo de esta pieza la piedra fundacional de la república.
Plaza Circular
La plaza circular era un lugar reservado y de acceso restringido. En ella se reunían los sumos sacerdotes para comunicarse con los dioses.
Canales de Agua
Los canales de agua constituyen una colosal obra de ingeniería hidráulica, los había de drenaje y otros de uso religioso. Se han excavado unos 6 km, lo que representa un 10% de la totalidad de ductos que puede existir.
Como parte de la iniciación, algunos de los peregrinos recorrían los canales de agua subterráneos. Era una prueba más que tenían que soportar, sumidos en una profunda enajenación mental y sin tener claras referencias de espacio – tiempo debido a los fármacos dados por los Chavín.
Pórtico de falcónidas y respiraderos
Cerca del pórtico de las falcónidas, se pueden observar los respiraderos de los profundos sifones. Una especie de altavoces por los que emergía el bramido atronador del agua.
Se debe resaltar que, al estar las facultades sensoriales profundamente afectadas de los nuevos iniciados de Chavín, el sonido se amplificaba hasta hacerse insoportable.
Cerámicas y la Galería de las Ofrendas
El culto al agua es patente en Chavín, regularmente realizaban sacrificios de cerámica en los canales interiores del templo.
La cerámica ritual Chavín fue extraordinaria por su refinamiento y sutileza. Las vasijas eran de forma globular y con asas de diseños variados, como las de estribo terminado en pico. Los motivos decorativos de la cerámica eran abstractos, serpientes, colmillos felinos, aves, batracios y plantas, expresaban un concepto y un escenario que sólo los iniciados del templo conocían. La mayoría de estas piezas, totalmente fragmentadas, fueron halladas en la galería de las ofrendas por el doctor Lumbreras.
Caracolas de Strombus y Pututus
Las caracolas de strombus eran muy importantes, una vez tratadas se convertían en pututus, uno de los principales instrumentos del culto religioso. Los pututus estaban íntimamente ligados al diseño de las galerías, que junto con los conductos de ventilación, actuaban como una caja de resonancia que completaba el instrumento, es decir, el propio templo se convertía en una especie de pabellón sonoro.
Los músicos de los pututus eran hombres muy considerados, emparentados con las aves, la naturaleza y los cielos. El sonido que producían sus caracolas era la voz de los dioses.
El templo se convertía en una caja de resonancia. Situados de forma estratégica, conductos especialmente diseñados, transmitían el sonido al exterior.
Los estudios de arqueo acústica realizados en el interior de las galerías, han demostrado que las diversas formas en que se transmite el sonido no son casuales, son el resultado de un estudiado diseño arquitectónico que altera la difusión del sonido, la resonancia y el nivel acústico.
Los músicos del templo podían imitar el rugido del jaguar con sus pututus. Los que permanecían en el exterior escuchaban los rugidos felinos del inframundo, mientras bebían el cactus de los dioses.
Esos extraños sonidos que provenían del interior del templo, los inquietaban y los incitaban a la experiencia psíquica.
Gracias a las sustancias alucinógenas que ingerían y a la sobre acogedora representación litúrgica que ponían en acción los sacerdotes, no era necesaria la fe. Intuían y escuchaban la voz de los dioses, era evidente su presencia.
Bajo sus pesados muros, Chavín De Huántar sigue atesorando secretos que serán poco a poco desenterrados. Todavía no se ha descubierto algún contexto funerario que aporte luz a su enigmática historia.
Sin duda, los hallazgos arqueológicos venideros volverán a sorprender al mundo.