Cuarto de Rescate – Conoce la historia de la prisión del Inca Atahualpa
Conoce el cuarto que se llenó de oro y plata a cambio de la liberación del Inca Atahualpa
El Cuarto del Rescate es una edificación incaica, considerada por los historiadores como el lugar donde fue encarcelado el Inca Atahualpa. Construido en la ciudad de Cajamarca, muy cerca de la plaza central. Este ambiente llego a ser llenado de oro y plata a cambio de la liberación del Inca, hecho histórico sorprendente debido a las grandes dimensiones del cuarto. La edificación mide aproximadamente 11.80 metros de largo, 7.30 metros de ancho y unos 3.1 metros de alto.
Historia del Cuarto de Rescate
El Inca Atahualpa fue capturado un 16 de noviembre de 1532, en el distrito de los Baños Del Inca, por rechazar y tirar la biblia al suelo. Se llevo a la máxima autoridad para ser encerrado en el Cuarto de Rescate, donde se le dejó gobernar, e incluso entablo cierta amistad con los hermanos Pizarro.
El Inca ofreció un cuarto lleno de oro y plata a los conquistadores a cambio de su liberación, marcando hasta donde llegaran los tesoros con su mano, representado por una línea roja. Tras reunir todo el tesoro fue traicionado y sentenciado a muerte por fratricidio, idolatría, poligamia, incesto y ocultar parte del tesoro prometido.
Se piensa que esta traición se debió al miedo de los conquistadores de una sublevación de su pueblo. El inca murió el 26 de julio de 1533, a pesar de que los españoles recibieron todos los tesoros reunidos en el cuarto de rescate.
Antes de morir, los españoles le concedieron dos opciones al Inca Atahualpa: ser bautizado y ahorcado o quemado vivo. El Inca acepto ser bautizado debido a sus creencias en el renacimiento, recibiendo el nombre de Francisco antes de ser ahorcado. Según algunos cronistas, el conquistador Francisco Pizarro lloró la muerte del Inca Atahualpa debido a la amistad que forjó con él durante su encarcelamiento.
¿Qué se puede observar en el cuarto de rescate?
Considerado como una de las principales atracciones turísticas de Cajamarca. El único resto inca que aún se puede observar en pleno corazón de la ciudad, llegando a sobrevivir únicamente sus cuatro paredes. El techo que actualmente se observa tuvo que ser restaurado.
Una de las paredes del cuarto presenta una marca roja dibujada horizontalmente, indicando hasta donde el Inca alzó su mano, marcando la altura para reunir los tesoros. En sus paredes también se encuentran algunas placas con frases escritas por los cronistas de la época, frases que destacan lo imponente y alto que era el inca, resaltando hasta donde llegó el oro.