Costa peruana

Ayabaca – Un lugar de secretos recónditos en Piura

La ruta de Piura que nos lleva hasta Ayabaca dura unas cuatro horas. La carretera que va al este, te va mostrando escenas de la vida cotidiana.

Las pampas piuranas te acompañaran con sus arrozales hasta llegar a Tambogrande, la tierra de los mangos y especialmente de los limones.

En el camino te recomiendo hacer una parada en Las Lomas, allí puedes comer y comprar sus tradicionales tortitas de canela para el camino.

Este viaje por el cálido norte te hará cruzar por las extensas llanuras del bosque seco. Gran parte de la vía está asfaltada y es bastante tranquila.

¿Qué ofrece el turismo en Ayabaca?

Suyo

Antes de ir a Ayabaca puedes tomar un desvío, en el cruce de Guineo debes tomar el cruce de la izquierda que te llevará al distrito de Suyo.

Suyo es un pueblo pequeño y muy tranquilo, puedes disfrutar de su inesperado colorido y de las casas con sus particulares vestíbulos que dan sombra y reposo ante el fuerte calor. Aquí estás muy cerca a Ecuador, la carretera te lleva a la frontera en cuestión de minutos, así que por qué no aprovechar el momento.

Cruzarás el puente que comunica Perú con Ecuador. La ciudad a la que ingresarás es Macara, que pertenece a la provincia de Loja. Es un bonito lugar, ordenado, limpio y con un mayor desarrollo del que suele verse en nuestras fronteras. La plaza de Macara es preciosa y lo que seguro llena de orgullo a los macareños es su iglesia matriz de San Antonio.

De vuelta a la carretera rumbo a Ayabaca, el camino va de subida y el mundo se va poniendo verde. El paisaje es hermoso gracias a los árboles de ceibos y algarrobos.

Ayabaca y Centro Urbano

Ayabaca es la ciudad más alta del departamento de Piura, ubicada a 2700 msnm, en el extremo norte del Perú. Todo lo que rodea a este pueblo es muy simpático. Lugar donde siempre hay sol, buen y rico sol.

Plaza Central de Ayabaca
Plaza Central de Ayabaca

La ciudad de Ayabaca tiene origen español, algo que se puede ver en su iglesia, plaza y edificio municipal. Pero en la zona mucho antes, vivieron los Guayacundos y los Ayahuacas, por eso el nombre de Ayabaca.

El centro de la vida es la plaza, llamada también La Plaza De La Paz. Aquí destaca la singular torre que corona a su edificio municipal. Donde su reloj de 1934 da puntualmente la hora y el escudo de Ayabaca, donde hay un hombre montado en un toro.

La iglesia está abierta casi permanentemente y es que la fe que la gente le tiene al Señor Cautivo De Ayabaca es sorprendente. Como dicen, la fe mueve montañas; y son miles sus devotos, incluso más allá de nuestras fronteras.

Cristo de Ayabaca

Posiblemente después del Señor De Los Milagros, el Cristo De Ayabaca es la imagen católica que más gente moviliza, especialmente en su fiesta, a mediados de octubre.

Lo interesante es que Ayabaca desde siempre fue tierra de importantes peregrinaciones. Entre sus montañas, mucho antes de la conquista, había sitios sagrados o huacas a donde llegaba mucha gente en peregrinación. Lo que hizo la iglesia fue reemplazar a los sagrados Apus andinos por una imagen católica, la fe en lo divino sigue siendo la misma.

Como anécdota se cuenta que la escultura del Cristo fue hecha por dos misteriosos artesanos, que al parecer tardaban mucho en hacer su trabajo. Pasado el tiempo la población decide ir y ver qué sucedía, derriban la puerta del taller y al ingresar se encentran con la talla del Cristo, la comida intacta y en buen estado, mas no encontraron a los artesanos, por consecuencia creyeron que había sido hecha por ángeles y lo consideraron un milagro.

Gastronomía

En Ayabaca preparan jamón y lo hacen como manda la tradición, las piernas de cerdo casi deshidratadas y ahumadas son una delicia. Los platos tradicionales de esta tierra están en buenas manos, como las infaltables torrejitas, la sopa repe, el sango, que es harina de trigo tostada acompañada de queso y chanco, y por supuesto no puede faltar el chicharrón con mote. Y para asentar la comida, te recomiendo beber un macerado de caña con sabor de las frutas locales, hierba luisa, toronche, mango ciruelo, anís y pasas.

Cuando viajes al interior del país, pide lo rico que tiene cada pueblo y si no conoces pregunta y descubre nuevas delicias.

Cumancha

Ayabaca está entre montañas, en la zona donde se forman las quebradas y los ríos, y todo rodeado de mucha vegetación. En Cumancha, que es parte del bosque de neblinas de cuyas, hay cataratas y cascadas y se han establecido algunas áreas de conservación privadas. Este circuito, propiedad de Bartolomé Tomapasca, está abierto y listo para recibir a los turistas.

Lo bueno es que estos bosques no se han depredado y así la gente de Ayabaca, inteligentemente está asegurando el futuro de su medio ambiente. Al visitar este lugar debes ser cuidadoso y no arrojar basura.

En sus miradores, en la zona de El Coco y  el cerro Yantuma, puedes ver los célebres atardeceres de Ayabaca. Sólo la caminata por las praderas es un regalo de la naturaleza. Una vez en el lugar podrás ver un atardecer memorable.  Un dato, entre mayo y septiembre puedes ver El Colchón De Nubes, un espectáculo tan impresionante que no puedes perdértelo.

Socchabamba

El campo es lo mejor que tiene esta tierra y hacia el noreste se encuentra Socchabamba, pueblo de los bocadillos.

El bocadillo es el dulce más famoso de esta provincia y se prepara de la miel de la caña de azúcar con maní tostado y molido. La mezcla se realiza en peroles, leña con buen fuego y un batido atento para que la miel tome el punto exacto. Es un dulce simple y delicioso.

Pero no sólo encontrarás bocadillo, en Ayabaca también se hacen otras delicias. Si vienes no olvides probar las cuñas, el toffee, el maní acaramelado, el manjar, las calaveras y los alfeñiques. Magia, azúcar y fantasía, aquí se convierten en felicidad.

Yanchalá

La siguiente parada es el pueblo de Yanchalá, ese precioso lugar se ubica entre Ayabaca y Aypate. Allí puedes ver a las mujeres tejer, lo hacen con cariño y muy buen humor, lo hacen también pensando en el futuro, para mejorar su economía familiar y convertir sus tradiciones un atractivo para los turistas.

Las señoras de Yanchalá usan hilos que compran en la ciudad, pero especialmente trabajan con el algodón natural, además usan tintes que salen del nogal, el aliso, el eucalipto y el checche. Cada tejido, desde el más pequeñito, son preciosos.

Sitio Arqueológico De Aypate

Si sales directo de Ayabaca hacia el sur, en unas dos horas estarás en el Sitio Arqueológico De Aypate, patrimonio mundial desde el 2014.

Aypate es el lugar donde hace unos cinco siglos los incas levantaron una estratégica ciudad, una gran capital en las alturas. Cuando se habla de los incas, casi todos pensamos en el Cusco o quizás en otro lugar del Perú, pero pocos imaginan que este maravilloso lugar se encuentra en Ayabaca, en las alturas, en la sierra de Piura. El lugar sí que impresiona.

En Aypate todo grita alrededor de su plaza. A un lado están los muros de las callancas, especies de posadas para militares y peregrinos, también hay una zona para la élite, un lugar especial para las ceremonias sagradas y cada detalle con un trabajo esmerado en la piedra, algo digno de Los Incas.

En un espacio así no podía faltar el ushnu, todos los sitios importantes del incanato tienen uno. El ushnu es la plataforma desde donde el sacerdote o la máxima autoridad se dirigían a los vasallos.

En la antigüedad hasta Aypate, se llegaba a través del famoso Capac Ñan, el camino real. Y el lugar que más llama la atención es l imponente portal de piedra que da ingreso al Acllahuasi, a la casa de las mujeres. Cabe resaltar que en el Acllahuasi no vivían las mujeres del inca, si no las mujeres más selectas de cada localidad, las escogidas.

Aypate es una joya en las alturas y si lo observas desde su mirador notarás que tiene una gran similitud a Choquequirao.

Toldo

Rumbo oeste, un rincón remoto de Piura, un pedazo de la sierra que te llenará el corazón, El Toldo. Un pequeño pueblo de una sola calle con un par de restaurantes y hospedajes y gente trabajadora. Este pedacito del Perú está bastante cerca de la frontera con Ecuador.

Los Petroglifos De Samanga son parte de los atractivos que tiene El Toldo. Caminas unos minutos y empiezan a parecer piedras con milenarios dibujos.

La provincia de Ayabaca siempre fue sagrada y no sólo por su famoso Cristo, toda esta zona cerca al río Espíndola está llena de rocas, donde le hombre antiguo eternizó sus sentimientos, sus rostros y sus creencias. Hace más de 2000 años aquí ya se comunicaban con sus dioses.

Los Petroglifos De Samanga son más de 200 grabados en las rocas, que yacen entre las chacras y ambos lados de un improvisado camino entre los páramos.

En algunos petroglifos se ven humanos, seres míticos, también animales y en varios hay complejos diseños que aún están por interpretarse.

La caminata para conocer la historia de esta parte de Ayabaca es algo dura, pues el circuito aún no está bien definido. Vale la pena, pero debe mejorar el acceso. Este es un sitio donde convivió lo terrenal y lo divino.

Saliendo de El Toldo, montado a caballo harás un recorrido espectacular rumbo a la Laguna Prieta o también conocida como Laguna Negra. Es una ruta larga y hermosa que sube hasta los 3600 metros, lo bueno de esta zona es que a donde mires todo es verde.

En un punto de la ruta llegarás al área de conservación privada Samanga Samangilla, creada con la finalidad de proteger el ecosistema y para captar el agua porque había sequía en la parte baja, El Toldo, Samanga, hasta la frontera con Ecuador. La naturaleza nos da mucho, pero también es fundamental respetarla.

Laguna Prieta

Seis horas después y una larga ruta, por fin divisarás la Laguna Prieta, a donde a veces llegan los chamanes. La Laguna Prieta está escondida entre las montañas y lejos de las carretas, hace mucho frío y los fuertes vientos producen olas.

Es un sitio donde la gente viene a templar el alma, a equilibrarse con la fuerza de la naturaleza, a meditar y hallar un poco de paz.

Y no sólo está esta laguna, sino que es un circuito de lagunas. Hay tres lagunas más llamadas Las Arreviatadas.

Montero

Para finalizar el recorrido debes ir al distrito de Montero. Un hermoso lugar que cuenta con un clima envidiable y sólo está a unos 1000 metros de altura. Es una tierra soleada y de vecinos bastante amables.

La plaza de Montero es muy pintoresca, las calles aquí se ven tranquilas y por donde pases y con quien hables, te dirán sobre los campos de caña de azúcar y de la panela.

Desde hace unas décadas han traído fama y progreso a este lugar la caña de azúcar y la panela. La materia prima ya la conoces y en las plantas procesadoras de panela se extrae el delicioso jugo de la caña y el proceso es similar al que se utiliza para el azúcar, el cañazo y la chancaca.

La diferencia es que en Montero, los productores se han especializado en hacer panela, que es la miel que se cristaliza y se convierte en una especie de azúcar sin aditivos, un proceso totalmente orgánico, listo para endulzar la vida.

Son varias las empresas aquí que se dedican a esta industria. Quizás hace años era un trabajo artesanal, pero hoy en Montero, la panela se hace bajo un control de calidad riguroso. La mayoría de esta producción se va a Europa, donde se aprecia mucho su valor nutritivo y natural.

Pero Montero tiene más que dulzura, por ejemplo las lindas y simpáticas cascadas Los Peroles, es una obligación darse un refrescante chapuzón en ellas y cómo olvidar que Montero también produce café.

Ven y conoce Ayabaca, te enamorarás del lugar y posiblemente quedes cautivado.

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